Me llamo Margarita y soy madre de 3 hijas, una de ellas con Anemia de Fanconi.
Me he decidido a escribir esto porque me gustaría ayudar a otras familias y a la Fundación, no porque yo tenga necesidad de hacerlo. Tampoco he tenido necesidad de estar en contacto con otras familias. De hecho, solo me puse en contacto con una familia de Barcelona hace ya muchos años, cuya hija ya le han hecho transplante de médula y está preciosa.
Mi hija nació en una clínica privada con el esófago cerrado, al no poder tragar se la tuvieron que llevar de urgencia a un hospital público que es donde estaban los mejores médicos especializados y en tuvieron que operarla de urgencia.
Yo sabía que algo pasaba porque no me traían a mi hija. Tardaron horas en decirme lo que pasaba y cuando me enteré, se me cayó el mundo encima. Aunque los primeros meses de embarazo los médicos habían visto algo que no sabían qué era, jamás me esperé una cosa así.
Los primeros meses fueron muy duros y me costó mucho sacarla adelante, empezó a comer y a desarrollarse bien, por lo que le dieron el alta pronto.
Cuando tenía pocos años, sentía que algo le pasaba, por lo que la llevaba al médico frecuentemente, incluso por urgencias para que me la miraran, nunca la inspeccionaban a fondo y decían que estaba bien.
Se sentía muy cansada, yo llegaba de trabajar y veía que quería hacer los deberes, pero no los hacía porque no podía.
Cuando se fue a Madrid a estudiar se puso muy mal, por lo que fue al hospital y después de varios meses haciéndole pruebas y descartando enfermedades, consiguieron llegar a este diagnóstico, Anemia de Fanconi.
Para mí fue un golpe muy fuerte que no sabía cómo manejar, pero por fin todo lo que había pasado con ella empezó a encajar.
Me cuesta mucho hablar de esto porque no me gusta hablar de enfermedad ni de cosas negativas. He ido cambiando mi programación mental para ver salud en la enfermedad, para ver en lo negativo lo positivo y para ver en los problemas oportunidades.
Aunque he estado muchos años sintiéndome culpable, luego me di cuenta de que todo pasa por algo y para algo. No sirve de nada lamentarse. El victimismo solo sirve para ponernos peor, no para enfrentar las adversidades.
Lo importante no es lo que nos ocurre en la vida, si no como nos enfrentamos a ello.
La herramienta que me ha ayudado tanto y que he utilizado es el yoga y concretamente la meditación, lo que ha hecho que transmutara mi mente y vea la vida desde otra perspectiva, desde arriba y no desde abajo, desde otra dimensión. Soy yo y solo yo puedo enfrentarlo y cambiarlo.
Estoy muy orgullosa de ella, siempre dice que yo le he enseñado a ser independiente